En 2017 las industrias del país generaron la mitad de la energía que consumieron
En 2017 las industrias del país generaron la mitad de la energía que consumieron
El consumo de petróleo para generar energía eléctrica disminuyó 46% respecto al año 2016 según el Balance Energético Nacional que abarca de enero a diciembre de 2017. Olga Otegui, directora de Energía del MIEM, explicó los beneficios y razones de este hecho, al tiempo que expuso los planes que se tienen para continuar en esta misma línea.
El mundo trata de encaminarse hacia la disminución del uso de los combustibles fósiles para generar electricidad y, es por esta razón, que cada vez es más común el uso de las fuentes naturales como el sol, el aire, la lluvia y el agua. El desarrollo de las mismas se considera imprescindible para combatir el cambio climático y mejorar las economías globales. Hoy, desde Uruguay se apuesta a la utilización de estas fuentes con más énfasis cada año.
El último informe presentado por el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) a través de la dirección Nacional de Energía (DNE), llamado Balance Energético Nacional 2017 (BEN), demostró que por primera vez, desde hace 53 años, la energía de origen solar fotovoltaico –energía renovable obtenida de la radiación solar- superó a la electricidad generada a partir de combustibles fósiles.
Entre los resultados más relevantes se encuentra que el 49% de la electricidad consumida por el sector industrial fue generada a partir de autoproducción; es decir, los propios establecimientos industriales generaron prácticamente la mitad de la electricidad que consumieron.
La participación de la biomasa en la matriz de abastecimiento llegó a 43%. Por segundo año consecutivo superó la participación de petróleo y derivados que alcanzó el 36% y, además, que históricamente constituía la principal fuente.
Si bien la generación eléctrica creció 3% en 2017 con respecto al año 2016, el consumo de combustibles fósiles para dicho fin disminuyó 46%, y su participación en la matriz de generación eléctrica pasó de 3% a 2% en el último año.
Los responsables
Olga Otegui, directora Nacional de Energía, explicó a CRÓNICAS las razones y procesos para alcanzar estas cifras. Sostuvo que todo se debe a una política energética que apuesta a la utilización de energías renovables, que vaya hacia la diversificación de las fuentes. “Teníamos que alcanzar una independencia energética y se trabajó en diferentes líneas de acción con UTE y el MIEM, generando incorporaciones del sector privado con fuentes eólicas, de biomasa y ahora la solar”, dijo.
Siguiendo este rumbo, sostuvo la directora, es que se consolida la diversificación de la matriz energética eléctrica. “Apostamos a esta transformación, fuimos hacia fuentes autóctonas, con energías renovables, y así fue que en dos años pasamos de dos fuentes para suministrar nuestra demanda a cinco”, indicó.
Son varios los beneficios de tener una matriz diversificada de fuentes energéticas. Para Otegui, lo más importante es lograr una independencia de los importadores de combustibles fósiles. Como ejemplo de ello, contó, están los períodos de sequía que se tuvo en los años 2005, 2008 y 2012, donde no solo se dependía de la hidraulicidad, sino también de las compras de combustible que hacían más vulnerable al sistema eléctrico y aumentaba directamente el costo país porque implicaba sí o sí tener petróleo para salir de esa situación.
En la última etapa de sequía, que abarcó desde octubre de 2017 a febrero de este año, se podría haber tenido un sobrecosto de US$ 100 millones. Sin embargo, no se tuvo, “ya que teníamos una matriz diversificada, y de esta manera es que queremos alcanzar casi una soberanía energética”.
Un paso más
El desafío por el que la DNE está apostando hoy se encuentra en la matriz primaria de abastecimiento, donde aún queda un 37% de la misma que depende de derivados de petróleo, siendo el 70% de ese porcentaje correspondiente al consumo del sector de transporte.
La entrevistada remarcó que no se puede pensar que la matriz de abastecimiento será 100% renovable, sino que siempre van a estar los derivados del petróleo presentes tanto en la industria como en el transporte. “Lo que tenemos que hacer es una fuerte transformación en el transporte y por eso nuestro desafío es ir a la movilidad eléctrica”, expresó.
Planteó que las transformaciones están en infraestructura y tecnologías de movilidad que se están dando mundialmente. Estas permiten bajar cada vez a más los costos y, por lo tanto, de alguna forma, poder competir con el combustible tradicional.
Tenemos un proyecto de cooperación en cuanto al estudio de las tecnologías que puedan adaptarse a Uruguay en movilidad eléctrica, los diferentes modos, cuál es la normativa que tenemos que tener en todo lo que tienen que ver con baterías sistemas de carga. Además, una comisión interinstitucional de transporte, en la que los gobiernos departamentales, el Ministerio de Transporte, el Ministerio de Economía y Finanzas y Ancap son los actores que tratan de construir esa política de transporte del Estado y que todos los quienes tengan competencia en el tema tienen que estar presentes.
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